Carbón y terciopelo alude a elementos ligados de forma inextricable a los oficios y saber hacer de los nombres propios de esta muestra, así como a la rudeza y sencillez de la sociedad rural que hace uso y conserva el traje popular y la sofisticación y elegancia de las élites que se envuelven en alta costura. Carbón y terciopelo representa las dos caras de la indumentaria tradicional: el vestir para el trabajo cotidiano, y el vestir para la fiesta y la descontextualización de ambas en la vida urbana. Carbón y terciopelo relaciona el negro histórico del atuendo español, el negro de mil matices, tan recurrente en Balenciaga y el negro con textura de la técnica echagüina. Carbón y terciopelo presenta en diálogo las miradas de dos creadores sobre el mismo objeto cultural, y la forma en la que cada uno de ellos, desde su disciplina, lo actualiza, confiriéndole una cualidad atemporal.